Siempre me ha llamado mucho la atención la psicología. Desde muy joven sentía curiosidad por la forma de sentir y pensar de los demás. Así, me agradaba encontrar similitudes conmigo misma. Mientras que las diferencias me suscitaban muchas preguntas. Cuando tenía 17 años entré en crisis y necesité recurrir a una psicoterapia profunda para superarla. Así que antes de ser psicoterapeuta, primero aprendí a reflexionar sobre mí misma y mis relaciones con los demás.
Durante mi terapia aprendí a conectar con mis emociones y aceptar quién era yo. Sin duda fue un largo camino, a veces bonito y otras complicado. Por supuesto, estar acompañada por mi terapeuta, una mujer respetuosa y amorosa pero también firme, fue un bálsamo para mí. Así que desde esta experiencia, decidí que más adelante yo quería hacer lo mismo con otras personas en dificultades. Ahora trabajo en acompañar a otros a descubrirse y crecer.