Ataque de ansiedad: Psicólogos para los ataques de pánico

Un ataque de ansiedad es una experiencia súbita de miedo intenso acompañado de fuertes reacciones físicas que aparece sin una causa evidente. Puedes pensar que te estás muriendo, que estás perdiendo el control o que te está pasando algo grave y urgente. Si los ataques de ansiedad aparecen con frecuencia, y el temor a vivirlo otra vez está presente cotidianamente, podríamos hablar de un trastorno de pánico.

Afortunadamente los psicólogos trabajamos a diario con estas problemáticas para que la persona pueda recuperar el control de sus miedos y vivir la vida con mayor serenidad. Así, podemos ofrecer soluciones a corto y largo plazo, para tratar estos problemas y que no desemboquen en otros tipos de trastornos más graves (depresión, adicciones). Nuestro enfoque integral incluye abordar tanto los aspectos emocionales como los cognitivos, así como las causas que están detrás de estos episodios.

CONTÁCTANOS

1 ¿Qué es un ataque de ansiedad?
2 Síntomas de una ataque de pánico
3 El trastorno de pánico
4 ¿Porqué aparecen los ataques de ansiedad?
5 ¿Qué hacer frente a un ataque de ansiedad?
6 Tratamiento de los ataques de ansiedad
7 ▷ Tratamiento farmacológico de los ataques de ansiedad
8 ▷ Intervención Psicológica de los ataques de ansiedad
9 Nuestros psicólogos especialistas en ataques de ansiedad en Madrid

En muchos casos, un ataque de ansiedad es un aviso de tu cuerpo. Te comunica que estás viviendo una situación desbordante y demasiado intensa. La psicoterapia puede ayudarte a resolverlo.

¿Qué es un ataque de ansiedad?

Un ataque de ansiedad, también conocido como ataque de pánico o crisis de angustia, es un episodio repentino de miedo intenso a un grave peligro o a una muerte inminente, acompañado de síntomas físicos y mentales agudos. Puede surgir sin previo aviso y suele durar entre 10 y 20 minutos, alcanzando su punto máximo a los 10 minutos. Pese a que pueda llegar a darse, un ataque de pánico no tiende a permanecer más de una hora.

Las crisis de angustia son relativamente comunes, ya que afectan aproximadamente a un 11% de la población. No son de los problemas más graves para la salud, aunque es cierto que generan mucho miedo puesto que cursan con síntomas muy parecidos a los de un infarto y se pueden llegar a confundir. Aunque son experiencias aterradoras, son tratables con enfoques terapéuticos y estrategias de manejo del estrés. Es importante su tratamiento para que no desemboque en un trastorno de pánico, o en otros problemas psicológicos (depresión, adicciones, etc.)

Síntomas de una ataque de pánico

Los síntomas de las crisis de ansiedad se producen tanto a nivel físico como psicológico. Cada persona, puede sufrir un ataque de ansiedad con sus propias particularidades. Sin embargo, existen unos síntomas relativamente comunes.

Síntomas físicos

Palpitaciones y corazón acelerado
Opresión en el pecho
Sensación de que no podemos respirar o nos estamos ahogando
Tensión muscular aguda
Sudoración
Temblores
Mareos y sensación de inestabilidad

Síntomas mentales

Intensa sensación de pérdida de control.
Pensamientos intrusivos que giran en torno a que nos está pasando algo muy grave (infarto, muerte súbita, etc.)
Miedos intensos: miedo a morir, miedo a sufrir un infarto
Sensación de irrealidad

¿Cómo diferenciar entre ansiedad normal, ataque de ansiedad y el trastorno de pánico?

Por lo general, en un ataque de ansiedad los síntomas son mucho más intensos que los de la ansiedad y la duración relativamente breve. De forma que una vez que ha finalizado, recuperamos nuestra normalidad (aunque evidentemente con un miedo residual). Sin embargo, la ansiedad está más cronificada, siendo más estables los síntomas y menos intensos.
Por sí mismo, un ataque de ansiedad aislado, no es considerado como un trastorno psicológico. Sin embargo, si los ataques de ansiedad son recurrentes y nos limitan en el día a día los psicólogos y psiquiatras hablaríamos del trastorno de pánico.

El trastorno de pánico

El trastorno de pánico o de angustia se caracteriza por la aparición de ataques de ansiedad de forma recurrente sin un desencadenante reconocible que limitan significativamente la vida habitual de la persona que lo padece.

Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) es considerado como un tipo de trastorno de ansiedad, entre los que también se encuentran las fobias, el trastorno de ansiedad generalizada, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), etc.

Se trata también de un problema frecuente que afecta aproximadamente al 4% de la población y es más frecuente en mujeres (el doble que en hombres). Por lo general, el trastorno de pánico suele aparecer al comienzo de la edad adulta, aunque no es infrecuente que puedan aparecer en la infancia o más adelante.

▷ Síntomas del trastorno de pánico

Como hemos visto el trastorno de pánico se caracteriza por sufrir ataques de pánico de forma recurrente. Presentando los síntomas típicos de un ataque de ansiedad (taquicardia, miedo a morir, etc.) pero de forma recurrente. ¿Qué entendemos por de “forma recurrente”? En este sentido existe cierta variabilidad en la frecuencia de aparición de los ataques de ansiedad. Así, hay personas que los sufren varias veces al día, a la semana o al mes, o incluso cada 2 meses.

Cada persona lo vive de forma diferente y cada ataque puede variar en intensidad, siendo algunos más fuertes que otros. Es especialmente llamativa la intensidad de los primeros ataques, cuando la persona no sabe que tiene un trastorno de pánico.

Los ataques de pánico, pueden aparecer en un momento de estrés o ansiedad, pero lo más frecuente es que sucedan en momentos de relajación o calma. En este sentido son frecuentes los ataques de ansiedad nocturnos. Es decir, súbitos ataques de ansiedad que nos despiertan mientras estamos durmiendo.

Además, es común que la persona experimente un miedo limitante a volver a sufrir otro ataque de ansiedad. Y este propio miedo y preocupación porque vuelva a ocurrir, puede desencadenar una nueva crisis.

▷ Consecuencias: el día a día de una persona con trastorno de pánico

Convivir con un trastorno de pánico es una experiencia agotadora y muy incómoda para la persona que lo sufre y para sus allegados. Para poder enfrentarse a ello, las personas tienden modificar mucho su vida y sufrir muchas veces en silencio su malestar.

Evitación y aislamiento: muchas personas modifican sus comportamientos habituales, dejando de hacer actividades cotidianas (ir al trabajo, salir con sus amigos, etc.). Y es que el temor de sufrir un ataque de ansiedad delante de los demás resulta muy limitante. Además de que las personas tienden a asociar dichas actividades como peligrosas o causantes de sus ataques.

Vergüenza: Es frecuente que la persona que tiene ataques de pánico frecuentes se muestre muy avergonzada. Muchas personas interpretan los ataques de pánico como un signo de debilidad o de no ser inteligentes. También se sienten avergonzadas por sus consecuencias. Por ir al médico y no “tener nada”, dejar de salir, por molestar a los demás. Esta vergüenza añadida, aumentada por la autocrítica destructiva, puede ser muy dañina para la autoestima de quién lo padece.

Agorafobia: muchas personas presentan miedo a no tener la ayuda que necesitan si se presenta un ataque de ansiedad. Así que se pueden quedar en casa, cerca de hospitales o en lugares que consideran como “seguros”.

Hipocondría: las personas que experimentan ataques de ansiedad suelen vivir muy preocupadas por su salud. Frecuentemente están pensando en la posibilidad de tener una enfermedad física que justifique sus síntomas (enfermedad cardiaca, respiratoria o mental grave). En este sentido es frecuente que las personas con un trastorno de pánico acudan a los servicios médicos y de urgencias para buscar una explicación.

¿Cuándo acudir al médico?

Como hemos visto, los síntomas de un ataque de ansiedad se pueden confundir con los asociados a otras patologías médicas (afecciones cardiacas, respiratorias). Así que es importante descartar cualquier otra afección orgánica. Por lo general, las primeras veces que experimentemos los síntomas de un ataque de ansiedad, es recomendable acudir al médico para que realicen los estudios pertinentes. Sin embargo una vez descartadas las problemáticas orgánicas, lo recomendable es acudir a un especialista en salud psicológica para poder comenzar el tratamiento para los ataques de ansiedad.

▷ Riesgos de no tratar un trastorno de pánico

Es importante tener en cuenta que el trastorno de pánico si no se atiende puede cronificarse. Y lo que es peor, puede ser la antesala de otros problemas más graves. Muchos estudios hablan de la relación existente entre los ataques de ansiedad cronificados y la depresión. También pueden desencadenar en otros trastornos de ansiedad, especialmente la agorafobia y el trastorno de ansiedad generalizada, o en el consumo de drogas y otras sustancias.

▷ Diagnóstico del trastorno de pánico

Para poder diagnosticar un trastorno de pánico es preciso que se cumplan algunos criterios.

En primer lugar, que la persona experimente ataques de pánico recurrentes con al menos cuatro síntomas de los ataques de ansiedad.
Pero no solo eso, además, es necesario que durante al menos un mes después de un ataque de ansiedad, la persona tenga preocupaciones persistentes a volver a sufrir un ataque de pánico o sus consecuencias. Y/o que la persona realice cambios evidentes en su comportamiento como consecuencia de los ataques de pánico (no ir al trabajo, etc.).
Además, para poder diagnosticar el trastorno de pánico, es necesario que los ataques de pánico no sean atribuibles a los efectos de una sustancia (drogas) o a una enfermedad.
Y por último, se diagnostica un trastorno de pánico si la aparición de los síntomas no se puede explicar por otro trastorno mental. Por ejemplo, tener ataques de ansiedad solo en contextos sociales (fobia social). O únicamente ante estímulos aversivos (fobias específicas). Únicamente al recordar un evento traumático (trastorno de estrés post-traumático). O solo como consecuencia de una separación (trastorno de ansiedad por separación). En estos casos, no se hablaría de trastorno de pánico si no que los ataques de ansiedad sería una consecuencia o síntoma del otro trastorno de ansiedad.

¿Porqué aparecen los ataques de ansiedad?

▷ Fallos en el sistema de alerta

Un ataque de ansiedad es en realidad una activación inapropiada del sistema de alerta natural que tenemos los seres humanos. Cuando hay una situación peligrosa, nuestro cuerpo está preparado para activar nuestro sistema de alarma. Así, ante una situación peligrosa, experimentamos una descarga de nuestro sistema nervioso central, en concreto se activa el sistema nervioso simpático, haciendo que comencemos a segregar ciertas sustancias (adrenalina, cortisol, noradrenalina) y a activar ciertas estructuras cerebrales (como la amígdala). Esta descarga es la que genera la sensación de miedo e hiperalerta y prepara al organismo para responder a este peligro (huyendo, luchando o paralizándonos). En un ataque de ansiedad se produce esta activación, pero sin un peligro real que requiera de tal respuesta. ¿Por qué se produce esto?

▷ Causas de los ataques de ansiedad

Por lo general, sabemos que las personas que sufren ataques de ansiedad han vivido momentos de estrés relativamente recientes, en las que han sentido una sensación de estrés, peligro o amenaza continua. Por ejemplo, tener mucha carga de trabajo, estar al cargo del cuidado de alguna otra persona, estar viviendo malos tratos, haber perdido el trabajo o la casa, tener problemas económicos o sociales o vivir una situación de desamparo, etc. En estos casos, un ataque de ansiedad es una forma que tiene el cuerpo de comunicar que la persona está viviendo una situación desbordante que supera sus capacidades.

Sin embargo, no todo el mundo que atraviesa momentos de estrés acaba desarrollando un ataque de ansiedad. Existen otros factores explicativos de los ataques de ansiedad recurrentes.

Predisposición genética. Hay personas que pueden tener una tendencia a que su sistema de alerta frente al estrés sea más sensible. Aunque no sabemos con exactitud los genes implicados, sí sabemos que las personas con padres que han tenido ataques de ansiedad, están más predispuestas a tenerlos. De hecho, hay personas que no saben identificar las preocupaciones que han desencadenado la crisis de ansiedad.
Experiencias traumáticas en la niñez, especialmente las personas que sufrieron abuso infantil.
El sexo: las mujeres tienden más a sufrir ataques de ansiedad.
La edad: entre los 18 y 35 años es más frecuente.
Consumo de sustancias: de alcohol, tabaco y otras drogas, etc.
Otras enfermedades: asma, enfermedades respiratorias
Otros trastornos de ansiedad: personas que experimentan ataques de pánico ante situaciones sociales (fobia social), ante estímulos fóbicos (por ejemplo una persona puede sufrir un ataque de ansiedad ante un perro si tiene fobia a los perros) ante el recuerdo de situaciones traumáticas (trastorno de estrés postraumático), ante situaciones en la que no se siente seguro (agorafobia). En estos casos, no se trataría de un trastorno de pánico, si no que el ataque de ansiedad sería un síntoma del trastorno de ansiedad asociado.

¿Qué hacer frente a un ataque de ansiedad?

Si has sufrido un ataque de ansiedad, o conoces de cerca a alguien que lo ha vivido, seguramente te preguntes qué es mejor hacer en estos casos. Te mostramos algunos tips, pero recuerda, primero es necesario descartar cualquier patología médica.

Recuerda que es ansiedad, lo que te está ocurriendo es un nivel alto de ansiedad
Reinterpreta los síntomas, solemos tener taquicardias, la sensación de que nos falta el aire, los músculos se tensan. Todos esos síntomas son los habituales de un ataque de ansiedad.
Respira, lleva la atención a la respiración, observando cómo el aire entra y sale.
Desvía tu atención y no te focalices solo en lo que te está pasando, observa a tu alrededor, ponte música, etc.
Recuerda la ansiedad no dura para siempre y en unos pocos minutos lo más probable es que el pico de ansiedad pase y recuperes la tranquilidad.
Pide ayuda si te sientes desbordado, puedes explicar a otra persona que te estás sintiendo ansioso. La mayor parte de las personas suelen ser muy comprensivas.
Acude a un especialista en salud mental, es mejor prevenir en cuanto aparezcan, para que no se cronifiquen.

LEE MÁS SOBRE QUÉ HACER FRENTE A UN ATAQUE DE ANSIEDAD

Los ataques de pánico tienen un buen pronóstico clínico con un tratamiento integral que atienda no solo a sus síntomas si no a las causas que los originan.

Tratamiento de los ataques de ansiedad

Tanto los ataques de ansiedad, como el trastorno de pánico tienen un buen pronóstico clínico. Con un tratamiento adecuado, sabemos que los síntomas suelen mejorar considerablemente entre los 3 y 6 primeros meses el del tratamiento. ¿En qué consiste el tratamiento?

En Alcea aplicamos un tratamiento individualizado e integral. Así, podemos conocer la historia personal en relación a los ataques de ansiedad, así como sus causas subyacentes y a raíz de conocerlas empezar a superarlas y a abordarlas. Además integramos diversas técnicas y terapias que doten de herramientas prácticas para recuperar el control de tu bienestar mental. Gracias a las técnicas de control de la respiración y de relajación, podrás desde el inicio de la terapia disponer de recursos útiles para poder combatir el miedo de cara a las siguientes crisis, mientras ahondamos en las causas y soluciones individuales.

▷ Tratamiento farmacológico de los ataques de ansiedad

En muchos casos el tratamiento de los ataques de ansiedad incluye el tratamiento farmacológico, especialmente en los casos más graves o cuando los síntomas son muy limitantes. El tratamiento farmacológico se utiliza tanto para controlar los síntomas de los ataques de ansiedad cuando aparecen, pero sobre todo para prevenir la aparición de futuros episodios. Siempre prescrito y supervisado bajo un profesional médico y/o psiquiatra, se usan diferentes fármacos, especialmente cierto tipo antidepresivos (sertralina, escitalopram) y las benzodiacepinas (tipo Lorazepam, etc).

En Alcea podemos derivarte a nuestros psiquiatras de referencia si fuera necesario o combinar la terapia psicológica con la farmacológica que te haya sido prescrita por otro personal sanitario.

▷ Intervención Psicológica de los ataques de ansiedad

Está demostrado que la psicoterapia es una herramienta terapéutica de gran eficacia frente a las crisis de ansiedad, sobre todo porque tiene un efecto a largo plazo. Sin duda, resulta muy útil para que la persona pueda aprender a tener el control de su sistema de alerta, es decir poder gestionar el miedo intenso que se produce. Así como comprender y tratar los motivos que están detrás de los ataques de ansiedad. Para poder realizar los cambios de vida (internos y externos) necesarios para mantener la estabilidad en el largo plazo.

1. Evaluación inicial

Antes de comenzar el tratamiento, llevamos a cabo una evaluación exhaustiva para comprender la naturaleza específica de los ataques de ansiedad. Esto implica explorar los desencadenantes, síntomas y patrones de comportamiento asociados. Un diagnóstico preciso es esencial para personalizar la intervención terapéutica de manera efectiva. Y para diseñar el plan de tratamiento personalizado.

2. Intervención cognitiva

Se trata de ayudar a la persona a comprender lo que le pasa, por qué le pasa y qué pensamientos y creencias, experiencias y conductas están manteniendo el problema.

Psicoeducación: ayudar a que la persona pueda identificar los síntomas y el funcionamiento de su sistema de alarma. Si tenemos un buen conocimiento de lo que nos pasa se puede abordar mejor el problema y gestionar con mayor consciencia los ataques de pánico cuando se produzcan.
Trabajo con los pensamientos y creencias: como hemos visto, muchas veces las preocupaciones excesivas, hacen que la persona tenga más propensión a sufrir un nuevo episodio. Así que será fundamental ayudar a mejorar la calidad y cantidad de pensamientos y creencias de la persona, tanto en su día a día, como en el momento de sufrir una crisis. Para ello, la terapia cognitivo-conductual nos ofrece herramientas útiles para cambiar patrones de pensamiento negativos que contribuyen a la ansiedad.
Comprender las causas: Aunque existen varios factores explicativos generales, lo cierto es que cada persona tiene su propia historia relacionada con los ataques de ansiedad. Así que conocer los motivos personales que pueda desencadenar un ataque de ansiedad resulta fundamental. Los psicólogos buscamos comprender los factores subyacentes que pueden contribuir a la ansiedad, como experiencias pasadas traumáticas o patrones de relación disfuncionales. Abordar estos elementos subyacentes es esencial para un tratamiento completo y sostenible.
Saber qué hay que hacer: igualmente resulta muy útil saber cómo actuar ante un ataque y contar con herramientas para poder abordarlos. Pero sobre todo saber qué cambios necesitamos realizar en nuestra vida para prevenir su aparición futura.

3. Intervención emocional

En psicoterapia se tratarán los aspectos emocionales vinculados a los ataques de pánico.

Aprender a gestionar el miedo intenso asociado a los ataques de ansiedad. Esto se trabaja con técnicas de procesamiento emocional, visualizaciones guiadas, relajaciones, mindfulness, respiración consciente, etc. Tanto cuando se produzca el ataque, para disminuir su intensidad. Como para disminuir su frecuencia hasta su práctica total extinción, ayudando a la persona a gestionar sus emociones en la vida diaria y crear un estado mental más equilibrado.
Procesar y gestionar las consecuencias emocionales de estar viviendo las crisis de ansiedad. Así, trabajamos con la vergüenza, el miedo anticipatorio, la desmotivación, etc.
Tratamos los aspectos emocionales y/o dolorosos de la vida de la persona que pueden estar detrás de las crisis. Es decir, trabajaremos para comprender y gestionar el dolor emocional de las situaciones generadoras de estrés. Estas pueden ser en el trabajo, de experiencias dolorosas presentes o pasadas, etc.

4. Intervención conductual

Los psicólogos ayudamos a modificar las conductas limitantes asociadas a los ataques de ansiedad.

El psicólogo trabajará para que la persona pueda tomar consciencia y afrontar las conductas de evitación consecuencia de los ataques y que están manteniendo a su vez el problema. Como dejar de ir al trabajo, limitar su vida social, etc. Siempre en combinación con la terapia emocional y en algunos casos farmacológica, podemos ir diseñando planes de acción específicos para ir gradualmente afrontando las situaciones temidas.
En terapia también se trabajará para introducir nuevas conductas para disminuir las situaciones estresantes y mantener el autocontrol y autocuidado. Como puede ser la práctica del mindfulness, ejercicio físico, nuevas rutinas de salud, etc.
Finalmente acompañamos a que la persona pueda elaborar estrategias de afrontamiento a largo plazo. Y es que el objetivo no es solo gestionar los ataques de ansiedad inmediatos sino realmente intervenir en las causas generadoras de estrés. Por ejemplo, reorganizar la vida laboral, mejorar las relaciones interpersonales, emprender alguna actividad placentera, hasta cuestiones más profundas (cambios de vida).

Beneficios del tratamiento

En primera lugar a podrás reducir o eliminar los síntomas. Esto te permitirá estar más tranquilo en tu día a día.
También tomarás consciencia de qué estímulos o situaciones activan tu ansiedad y por qué.
Aprenderás recursos útiles para gestionar tu ansiedad sin que te desborde.
Fundamentalmente resolverás las causas emocionales profundas que están en la base de tu ansiedad.
Igualmente podrás modificar tus pensamientos catastrofistas, y tu comunicación interior. Para conseguir una autoestima sana y una buena regulación interior autónoma y respetuosa.

Nuestros psicólogos especialistas en ataques de ansiedad en Madrid

Contamos con psicólogos expertos en ataques de ansiedad y trastorno de pánico. Nuestros profesionales cuentan con años de experiencia acompañando a personas que han sufrido las consecuencias de la ansiedad. Además de nuestra experiencia en clínica, tenemos una gran vocación de ayuda y un trato cálido y cercano para que puedas enfrentar tus miedos en las mejores manos.